domingo, 14 de diciembre de 2014

TELEGRAMA: "Feliz Navidad no llegaré abrazos hijo "

Acabo de escuchar
caer un piano arriba mío, en el techo
y a mí se me caen estos
dedos que servían mucho para tocarla
cuando no se caía
y que están aburridos
ahora de tanto que no me quieren decir,
no de borracha
se calló la pobre sobria
quizá pudo ser porque los pianos no se salvan de deprimirse
como nosotros
los que desayunamos pan con depresión
y además nuestro hijo nos da la mala noticia de que
estudiar no es lo suyo
y que el dinero que le dábamos hasta entonces no le
apeteció más que lo que le alcanzábamos
con los brazos difuminados,
además de que nos revela
que la mujer de su vida se muere por otro que no es él
(ese que no es nuestro hijo es más alto que la princesa de nuestro hijo, y este hijo nuestro es apenas el tamaño
de su princesa que si la ves
te sentirías alta en todas las circunstancias),
entonces mira que nos deprimimos incluso con mi hijo que
es más mío que tuyo porque tu no te deprimes con él por el amor de una mujer porque no lo escuchas cuando te lo cuenta
y estas noticias del medio día
no pasan en esas que llegan a señal abierta y que hacen que el amor
sea un boleto de viaje ida y vuelta
y entonces
mi hijo y yo
desayunamos pan con depresión
y a veces también nuestra
mujer corre más rápido alejándose de uno
que llegando hacia nosotros,
y nosotros no podemos correr detrás de ellas
no porque no la queramos
sino porque dudamos que se vean más lindas con nosotros que sola
sola
y solas no las queremos, fíjate,
fíjate también que
nunca supiste que nuestro hijo estudió en un colegio dónde criaban a
un cachorro muy chiquito y que ahora es uno más de los perros vagabundos de Cerro de Pasco y ésto a nuestro hijo también lo deprime.
yo no sé ahora qué es lo que más me deprime como antes que fue que no estuvieses aquí, que las cuchillas de afeitar me consuelen más ese trabajo que nunca encontré,
mi sonrisa ya no es la de antes, mujer
tuve que venderla
para que puedas comer lo que se llama comer
todos los domingos de mierda como hoy
como toda esa vejez de la semana que se repite como
el comercial donde salia una familia feliz comprando su panetón familiar
y a nosotros
nos alcanza para cien panetones pero no para una familia igualita a esa que compra su panetón con esa sonrisa que parece gratis
incluso me alcanza para enviarte una postal musical
pero no para un perro decente para nuestro hijo
que ahora no está en casa
salió con cincuenta soles en el bolsillo que me pidió para un regalo para su princesa, mira pues: me alcanza para mil osos de peluche pero no para una correspondiente princesa para mi hijo...

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